Amarse a uno mismo

HABITARTE

Necesitas dedicarte tiempo, aprender a estar contigo, aprender a disfrutarte. Necesitas escucharte y ser capaz de hacerlo sin juzgarte. Abrazarte, cuidarte y mimarte no pueden ser esas cosas que, al final, terminas dejando para otro momento, para otro día. Sin ti no puedes, y de eso, nunca deberías olvidarte.

Atacarte, ningunearte o reprocharte no te están dando resultado. Exigirte de la forma que lo haces solo va a servir para que cada vez te tengas más miedo, para que cada vez te sientas más culpable. Todo pasa por darte a ti lo que todavía esperas que los demás te den. El otro no es capaz de entregarte nada que tú no sepas lo que es. Impedirte sentir lo que sientes, negarlo en vez de aceptarlo no sirve, no va a hacer que tus sentimientos cambien. Es necesario que los afrontes, que seas valiente y que saques fuera lo que te está matando dentro. Te lo debes desde hace ya tiempo. Por favor, sé un poco más compasivo con tu niño, más vulnerable, más receptivo con todo lo que la vida tiene para darte. ¿Eres capaz de ser mamá y papá contigo?

Decir sí a todo y a todos no es el medio para ser aceptado ni para sentir que perteneces. En el fondo, le estás gritando al mundo que no te quieres. Regularte y conocer tus fronteras implica aceptar que un no también puede ser la respuesta. Es magnético encontrarse con personas que están en paz con sus necesidades, que saben dónde está esa barrera infranqueable, que son firmes y capaces de respetar sus límites.

Amarse a uno mismo no es un camino de rosas, exige que te enfrentes a tus fantasmas y a tus sombras, que aceptes que eres imperfecto y que, pese a eso, puedas mirarte sintiendo devoción y respeto. Amarse a uno mismo no es una opción, es la única posibilidad para que, realmente, puedas exprimir esta experiencia, para que todo comience a fluir y a tener verdadero sentido para ti. Necesitas estar en paz con la persona que eres, darte un lugar, ponerte en valor. Necesitas tener ego y pensar en ti, porque sino ¿qué tienes para dar?, ¿qué es lo que vas a compartir? Ese “primero yo” al que tanto miedo tienes es necesario para que te extiendas más allá de ti, para que te puedas expandir.

No tengas deudas contigo, por favor, nunca te dejes para mañana. Nunca te abandones, ni te critiques, ni te compares, pero sobre todo nunca renuncies a tus necesidades. Tu responsabilidad en esta vida es la de amarte, la de permitirte la libertad y el coraje de ser quien realmente eres. Tu deber es el de habitarte, el de crear un hogar dentro de ti en el que te sientas seguro, en el que no haya guerra ni conflicto. Se trata de construir una fortaleza interna, se trata de ser como el bambú, fuerte por dentro y flexible por fuera. ©

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Angkor Feel

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DELANTE DEL ESPEJO

Casi toda mi vida sin prestarte atención, sin ni tan siquiera ser consciente de tu existencia. Casi toda mi vida fijándome en lo de ahí fuera, queriendo querer a los otros y anhelando que me quieran. Intentando lograr sueños y alcanzar metas, sin escuchar tus sentimientos y sin preguntarte por lo que, de verdad, necesitas. Casi toda mi vida sin saber nada de la mujer que, cada mañana, delante del espejo, me mira.

Después de años evitándote, teniéndote miedo, juzgándote y queriendo que fueras distinta, hoy, pese a que todavía tengo resistencias, empiezo a sentir que eres mi mejor amiga. Me enseñaron lo importante que era querer al otro, nunca me dijeron que amarme a mí misma era condición necesaria para poder amar al resto. Y amarte no me resulta fácil porque implica no querer cambiarte, aceptarte tal y como eres y reconocer tu luz solo en la medida en la que soy capaz de abrazar tu sombra. Me acostumbré a criticarte y a prestar atención a tus defectos mucho más que a tus virtudes y fortalezas. Crecí creyendo que lo importante era cambiarte para convertirte en alguien más aceptable para los otros. Lo siento, no me di cuenta de que nunca deberías de ser alguien diferente de quien, en realidad, eres.

Ahora soy capaz de darme cuenta del daño que te hice al no reconocer que eres importante y perfecta con todos tus defectos y con tus imperfecciones. Es verdad que todavía hoy me cuesta trabajo responsabilizarme de tus necesidades y de todo lo que sientes. Estoy aprendiendo a pedirte perdón cuando me pongo exigente contigo, cuando desconfío o cuando te cargo con mochilas y responsabilidades que no son tuyas y que nunca lo han sido. Por favor, no quiero que olvides que siempre te tengo presente y que cuando, delante del espejo, tus ojos que son los míos se cruzan, siento paz y cada día que pasa más alegría.

Creo que, quizá, lo más importante que hasta ahora he aprendido es que soy capaz de quererte en los momentos en los que creo que no te quiero. Te doy las gracias por ser como eres, por tu vitalidad y por tu optimismo. También por tu rabia, tu rigidez y por tu "mala leche”. Te doy las gracias por esa fuerza de voluntad que tienes y por lo vulnerable y libre que eres, por tu capacidad para transformar obstáculos en oportunidades, por tus dificultades para recibir, por tus miedos y por tus ansiedades.

Te quiero por ser no quien yo quería que fueses, sino por ser la persona que eres.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Cristina Gottardi

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